Secretos y mentiras
Tras la renovación de votos hubo una cosa que me sorprendió mucho. No me sorprendieron las palabras bonitas, ni los “qué vestidazo llevaba Laura”, ni la alegría sincera frente a dos personas que tan solo pretendían celebrar su amor. Es que en realidad era solo eso. Lo que sí me sorprendió fueron los (no pocos) mensajes con un tiernísimo: “No es verdad, Terrés, no la mentiste: seguro que sí la has cuidado”. Sé lo que cobija ese gesto, quien lo escribe está hablando de sí misma, una proyección de libro: no puede ser que este pavo (yo) mienta a la mujer que (se supone) quiere tantísimo. Pues sí, claro que es posible. Así que si quieres caldo vengo hoy con dos tazas. Secretos y mentiras, como en aquella peli (la vi en el cine, en versión original, yo tendría veintitantos años) de Mike Leigh.
El amor lo puede todo. No, no lo puede. Es más, no debe. Toma nota porque es importante: no todo vale, el amor debe ser camino y no destino: la fe en tu mirada, la fe en las palabras pero especialmente…

