Amamos las cosas que elegimos amar pero también lo que se nos escapa. Mentira. Eso no es amor: eso es deseo, el anhelo de cruzar esa puerta, habitar el misterio, andar el camino vallado, la fruta prohibida. A mí me sucede con lo que voy a contar ahora.
Pensar con las tripas es dejarse habitar por la vida, sentir sin medir, existir sin esquivar. Que atraviese sin filtros, sin la urgencia de entenderlo todo. Es vivir con la piel abierta al mundo, con el corazón en primera línea, con el alma descalza.
Por las mañanas, muy temprano, voy a una pequeña capilla que está de camino a mi trabajo, no hay nadie, solo unas velas encendidas, el único ruido es el silencio. Y ahí solo escucho las tripas. Durante el día si aparece algo que me ensordece, pienso en esa “canción” y vuelven a sonar solo las tripas.
Cuando estoy sobre las nubes. Es decir, volando. Es exactamente en ese momento, cuando cesa el ruido y los estímulos digitales, cuando mis entrañas se ponen creativas. Solo queda observar las pequeñas cosas: la sonrisa de una abuela que viaja por primera vez y descubre lo bonitas que son las nubes y las montañas desde arriba; los gestos de padres que intentan educar a sus pequeños con asertividad; o las miradas de una pareja en la que las mariposas son visibles desde el exterior.
Tras estas observaciones, la orquesta saca toda su fuerza: ese crescendo maravilloso que retumba en cada centímetro del cuerpo, una coda vibrante que hace que todo cobre sentido.
El segundo momento en el que creo que pienso con las tripas (o con el molino del cuerpo, una expresión que acabo de conocer y que me ha parecido muy acertada para esta preciosa comunidad) es en enero. El mes con 31 días, pero sensación térmica de 90. Se ha convertido ya en tradición.
El resto de los mortales empieza el año con nuevos propósitos y objetivos, y en mi caso, los instrumentistas tocan una nueva pieza cargada de emociones, sensaciones y anhelos: una melodía que baja de intensidad a medida que avanza el año y aumenta el número de actividades sociales.
No sé si a esto se le puede considerar arte, si es innato o si lo he trabajado a lo largo de los años, pero aquí tenéis mi pequeño granito de trigo molido.
Las tripas no mienten! Mandan una señal muy poderosa, solo hay q escuchar y para escuchar bien hace falta silencio . Luz y silencio , como las biografías de pablo D’ors.
Se puede sentir con las tripas, se puede pensar con las tripas. Tenemos neuronas en el intestino que se comunican directamente con nuestro cerebro, casi 200 millones. Son muchos millones como para ignorarlas. Sólo hay que encontrar la manera... Apagar el ruido de fuera y de dentro.
Hola Jesús y todos. A mí me sirve sentarme en silencio y oscuridad, respirar, y poner atención a las sensaciones y tensiones del cuerpo. En medio de todo eso, hay un “algo”, una sensación entre caliente y brillante, por el pecho y esternón, que es calma. Pasar ciertas palabras o preguntas ahí, y hay una señal interna de sí o no. Como que te pones contenta/serena/relajada, o lo contrario. ¡Por si ayuda! Abrazo y gracias por tus cartas
En esto mismo estoy hace meses, Jesús, buen melón :)
Mi conclusión (aún trabajando en ello) es que más que pensar, es sentir, pero no siempre es fácil.
Es escuchar a esa “certeza irracional” que a veces nos grita alto y claro, cuando sabes que es por ahí aunque la mente no alcance a comprenderlo, pero se siente ese vértigo que ilusiona, que impulsa. Lo mismo cuando nos dice que no, pero a veces nuestra mente nos juega en contra. Y podemos tardar mucho en verlo…
Por si te sirve (a mí como mente ingeniera hipercerebraica me ha servido), hay una charla BBVA de David del Rosario: “Neurociencia aplicada al día a día", en la que explica cómo nuestra mente y nuestros 5 sentidos sólo son capaces de percibir el 0,5% de lo que nos rodea. Quizás nuestras tripas sean capaces de percibir más que nuestra mente. Sólo nos hace falta entrenarlo :)
Creo que pensar con las tripas es un nivel superior del juego del ego, que oculta sus objetivos y metas sutilmente bajo formas que parecen más elevadas. Pero sigue habiendo un objetivo y donde lo hay, hay conflicto por cambiar lo que Es. Y cuando queremos cambiar lo que Es no nos amamos como somos, queremos esa versión mejor, más sutil, más elevada.
La Verdad, la Belleza, el Amor te atropellan como un río de caudal incognoscible, inmensurable. Para ello tiene que cesar toda la actividad de la mente cos sus búsquedas de logros. Cuando la mente se da cuenta de que no puede captar, almacenar, clasificar la belleza infinita del movimiento de una brizna de hierba, se aquieta y en esa quietud surge el amor. Un amor sin opuesto, incondicional, eterno.
Pensar con las tripas es hacerle caso a mi intuición, mi brújula. Nunca falla, no tiene juicios. Y aunque a veces sea difícil de descifrar, es la que me lleva siempre a la calma. Es gratitud y (auto) compasión. Es un suspiro de esos gustosos.
Creo que pensar o sentir con las tripas es elegirte. Rendirte a lo que es y eres, y eso está bien.
Eskerrik asko por la reflexión, un muxu gigante de otra vasca 😘
Muy bonita carta, Jesús,¡ gracias! Creo que somos muchos a los que les cuesta apagar ese aparato que se llama, 'mente'. Vivir pensando con las tripas para mí es comprometerme con mi cuerpo, mi templo, confiando que sólo él sabe lo que será y lo que no será, el que marca el rumbo en cada instante porque al final la vida es una acumulación de instantes.
Pensar con las tripas es simplemente vivir. Aceptar lo que viene y sacar partido de todo; aprender de lo malo y disfrutar de lo bueno. Apreciar que sale el sol cada día y trabajar para que cada día cuente. Que sea como el primero y el último de tu vida. A veces cesta pero solo hay que proponérselo.
Pensar con las tripas. Yo ya pienso con las tripas, hacer lo que quiero y siento, a veces, eso también es lo que no necesito... mi mente es potente, me siento orgullosa de ella también... pero la vida, la vida de verdad, conmigo es siempre desde las tripas. Quizás el secreto sea encontrar el equilibrio. Pensar y vivir con las tripas y pasarles el filtro de la mente, que nos traiga el cuidado, la reflexión para crecer... tenerlo todo. Quizás, eso, sea también seguir pensando con las tripas. No hay remedio...
Eskerrik asko zure testuekin hain eskuzabala izateagatik 🌟 🤎.
Siempre es una aventura aterrizar en Loiu, eh?? 😬
En mi caso, pensar con las tripas es dejar que esa "incomodez" y nerviosismo campan a sus anchas, para hacerme sentir que soy y darme el empujoncito que muchas veces necesito para actuar en ciertos momentos. Así hace que pare la "radiomente" que tantas energías nos quitan los pensamientos.
Qué acierto está reflexión, Jesús.
Pensar con las tripas es dejarse habitar por la vida, sentir sin medir, existir sin esquivar. Que atraviese sin filtros, sin la urgencia de entenderlo todo. Es vivir con la piel abierta al mundo, con el corazón en primera línea, con el alma descalza.
Feliz vida.
Mola. Feliz vida, querido.
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Por las mañanas, muy temprano, voy a una pequeña capilla que está de camino a mi trabajo, no hay nadie, solo unas velas encendidas, el único ruido es el silencio. Y ahí solo escucho las tripas. Durante el día si aparece algo que me ensordece, pienso en esa “canción” y vuelven a sonar solo las tripas.
Tremendo, buenísimo.
Cuando estoy sobre las nubes. Es decir, volando. Es exactamente en ese momento, cuando cesa el ruido y los estímulos digitales, cuando mis entrañas se ponen creativas. Solo queda observar las pequeñas cosas: la sonrisa de una abuela que viaja por primera vez y descubre lo bonitas que son las nubes y las montañas desde arriba; los gestos de padres que intentan educar a sus pequeños con asertividad; o las miradas de una pareja en la que las mariposas son visibles desde el exterior.
Tras estas observaciones, la orquesta saca toda su fuerza: ese crescendo maravilloso que retumba en cada centímetro del cuerpo, una coda vibrante que hace que todo cobre sentido.
El segundo momento en el que creo que pienso con las tripas (o con el molino del cuerpo, una expresión que acabo de conocer y que me ha parecido muy acertada para esta preciosa comunidad) es en enero. El mes con 31 días, pero sensación térmica de 90. Se ha convertido ya en tradición.
El resto de los mortales empieza el año con nuevos propósitos y objetivos, y en mi caso, los instrumentistas tocan una nueva pieza cargada de emociones, sensaciones y anhelos: una melodía que baja de intensidad a medida que avanza el año y aumenta el número de actividades sociales.
No sé si a esto se le puede considerar arte, si es innato o si lo he trabajado a lo largo de los años, pero aquí tenéis mi pequeño granito de trigo molido.
Agradecidísimo, Alicia. Muy guay eso de “el molino del cuerpo”.
Me encanta :)
Las tripas no mienten! Mandan una señal muy poderosa, solo hay q escuchar y para escuchar bien hace falta silencio . Luz y silencio , como las biografías de pablo D’ors.
Es verdad: luz y silencio. Feliz sábado, Clara.
Eso sí que son dos Biblias 😍
Siempre tengo presente que la magia es mi corazón latiendo, y que amanecer, es suficiente motivo para agradecer 💖
Tal cual.
Se puede sentir con las tripas, se puede pensar con las tripas. Tenemos neuronas en el intestino que se comunican directamente con nuestro cerebro, casi 200 millones. Son muchos millones como para ignorarlas. Sólo hay que encontrar la manera... Apagar el ruido de fuera y de dentro.
Hola Jesús y todos. A mí me sirve sentarme en silencio y oscuridad, respirar, y poner atención a las sensaciones y tensiones del cuerpo. En medio de todo eso, hay un “algo”, una sensación entre caliente y brillante, por el pecho y esternón, que es calma. Pasar ciertas palabras o preguntas ahí, y hay una señal interna de sí o no. Como que te pones contenta/serena/relajada, o lo contrario. ¡Por si ayuda! Abrazo y gracias por tus cartas
Claro que ayuda 😊.
En esto mismo estoy hace meses, Jesús, buen melón :)
Mi conclusión (aún trabajando en ello) es que más que pensar, es sentir, pero no siempre es fácil.
Es escuchar a esa “certeza irracional” que a veces nos grita alto y claro, cuando sabes que es por ahí aunque la mente no alcance a comprenderlo, pero se siente ese vértigo que ilusiona, que impulsa. Lo mismo cuando nos dice que no, pero a veces nuestra mente nos juega en contra. Y podemos tardar mucho en verlo…
Por si te sirve (a mí como mente ingeniera hipercerebraica me ha servido), hay una charla BBVA de David del Rosario: “Neurociencia aplicada al día a día", en la que explica cómo nuestra mente y nuestros 5 sentidos sólo son capaces de percibir el 0,5% de lo que nos rodea. Quizás nuestras tripas sean capaces de percibir más que nuestra mente. Sólo nos hace falta entrenarlo :)
Feliz entrenamiento!
Voy de cabeza a por esa charla de David, gracias Marta.
Estar presente. Ser consciente del aquí y el ahora.
Creo que pensar con las tripas es un nivel superior del juego del ego, que oculta sus objetivos y metas sutilmente bajo formas que parecen más elevadas. Pero sigue habiendo un objetivo y donde lo hay, hay conflicto por cambiar lo que Es. Y cuando queremos cambiar lo que Es no nos amamos como somos, queremos esa versión mejor, más sutil, más elevada.
La Verdad, la Belleza, el Amor te atropellan como un río de caudal incognoscible, inmensurable. Para ello tiene que cesar toda la actividad de la mente cos sus búsquedas de logros. Cuando la mente se da cuenta de que no puede captar, almacenar, clasificar la belleza infinita del movimiento de una brizna de hierba, se aquieta y en esa quietud surge el amor. Un amor sin opuesto, incondicional, eterno.
Joder, qué bonito.
Qué poético!
Me encantan las metáforas 😍
Pensar con las tripas …… justo lo contrario, no pensar , VIVIR sin pensar solo SENTIR 😘
Pensar con las tripas es hacerle caso a mi intuición, mi brújula. Nunca falla, no tiene juicios. Y aunque a veces sea difícil de descifrar, es la que me lleva siempre a la calma. Es gratitud y (auto) compasión. Es un suspiro de esos gustosos.
Creo que pensar o sentir con las tripas es elegirte. Rendirte a lo que es y eres, y eso está bien.
Eskerrik asko por la reflexión, un muxu gigante de otra vasca 😘
Feliz vida✨
Gratitud y (auto) compasión ❤️.
Muy bonita carta, Jesús,¡ gracias! Creo que somos muchos a los que les cuesta apagar ese aparato que se llama, 'mente'. Vivir pensando con las tripas para mí es comprometerme con mi cuerpo, mi templo, confiando que sólo él sabe lo que será y lo que no será, el que marca el rumbo en cada instante porque al final la vida es una acumulación de instantes.
Pensar con las tripas es simplemente vivir. Aceptar lo que viene y sacar partido de todo; aprender de lo malo y disfrutar de lo bueno. Apreciar que sale el sol cada día y trabajar para que cada día cuente. Que sea como el primero y el último de tu vida. A veces cesta pero solo hay que proponérselo.
Pensar con las tripas. Yo ya pienso con las tripas, hacer lo que quiero y siento, a veces, eso también es lo que no necesito... mi mente es potente, me siento orgullosa de ella también... pero la vida, la vida de verdad, conmigo es siempre desde las tripas. Quizás el secreto sea encontrar el equilibrio. Pensar y vivir con las tripas y pasarles el filtro de la mente, que nos traiga el cuidado, la reflexión para crecer... tenerlo todo. Quizás, eso, sea también seguir pensando con las tripas. No hay remedio...
Eskerrik asko zure testuekin hain eskuzabala izateagatik 🌟 🤎.
Siempre es una aventura aterrizar en Loiu, eh?? 😬
En mi caso, pensar con las tripas es dejar que esa "incomodez" y nerviosismo campan a sus anchas, para hacerme sentir que soy y darme el empujoncito que muchas veces necesito para actuar en ciertos momentos. Así hace que pare la "radiomente" que tantas energías nos quitan los pensamientos.
Es un poco casa Bilbo.
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