Recuerdo una expresión del cocinero Abraham García: “el dolor de secano, cual fruta que madura hacia dentro y se devora a sí misma, es el más devastador”. Con los tabúes sucede lo mismo, las palabras no dichas se enquistan, lo que no airea se pudre, por eso es tan importante decir las cosas. Es lo que nos ha sucedido tras compartir nuestra experiencia en torno a la (no) maternidad y el aborto retenido: cariño, empatía y un sentir común. Sentirse menos solas.
Antes de comenzar, un par de disculpas. Primero por los ruidos de Purrún (nuestra segunda gatita adoptada) durante el episodio. Decidme si os molesta y la próxima vez… ni la más remota idea de qué hacer. En segundo lugar, lancé una pregunta en el Chat (los temas a tratar aquí) y aportasteis muchísimo, pero hoy se ha colado una pregunta muy sentida, llegó ayer mismo, en persona, durante la presentación en el Thyssen. Prometemos tratarlas todas en la próxima charla.
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