No volveré a sentir su abrazo
Nunca sabremos cómo sería nuestra vida si las cosas no hubiesen sido como son. Es imposible. Cuánto de nosotros se perdió en los caminos que no anduvimos. Ya nunca podré intuir el firmamento del viaje que no fue; nunca sabré cómo hubiese sido vivir sin miedo, sin aquel frío que caló hasta los huesos, huyendo tan solo hacia delante. Hasta que el mundo se vistió de ceniza. Las cosas sucedieron así, no puedo escapar de esta herencia, no volveré a sentir su abrazo. Pero puedo tratar de entender.
Mi padre murió un domingo por la mañana, nada más llegar a casa, infarto de miocardio, volvía de su paseo de cada domingo. Subió los tres pisos, abrió la puerta y se derrumbó. Me desperté por el ruido, yo escuchaba a lo lejos desde ese estadio tan extraño que es la vigilia, no te has despertado del todo y el mundo aparece desdibujado, borroso, ajeno. Eran mi madre y mi hermana como nunca las había escuchado, quizá es que cuando la vida se para lo sabes. Sencillamente lo sabes. Llamaban por teléfono…
Continúa leyendo con una prueba gratuita de 7 días
Suscríbete a Nada importa para seguir leyendo este post y obtener 7 días de acceso gratis al archivo completo de posts.

