Días de recogimiento, de mirar dentro, de leña ardiendo en la chimenea. Días también en los que la soledad (cuando no es elegida) duele más que nunca. Casi nunca podemos elegir las cosas que nos pasan, pero sí qué hacemos con ellas. No hay que tener miedo a expresar, a decir las cosas, a ser honestos con los que nos molesta. El otro lado de la moneda es…
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