Una palabra / para encender el fuego
No recuerdo en qué presentación de qué película o qué charla inane con a saber qué gurú (Dios mío, esto parece una crónica social de Umbral) se cruzó ante nuestras narices ese mensaje inoculado en el hueso tóxico del reconocimiento: “el halago debilita”. Mantra espartano, la tiza en el Box, pensamiento (hueco) de coach de saldo, tendido 7, la letra con sangre entra y el sufrimiento como única vía de una idea del éxito cuyo idioma ya no hablo. No pain no gain. Qué pereza con el pain de las narices.
Credo sin hueco para el desánimo —ni la contemplación— más de dos hemos crecido despeñándonos en las cordilleras de la contención, el ascetismo del héroe; los hombres no lloran y el halago debilita. El amor de secano, devastador en todo lo que no dice, pero es que yo quiero decir. En viticultura llaman 'estrés hídrico' a hacer sufrir al viñedo (matarlo de sed, obligarlo a escarbar en la piedra fría en busca de la vida) a la caza de un supuesto propósito mayor, pero ese río de la excelencia de…

