Un libro de relatos
Recuerdo como si fuese ayer cuando escribí 'No te vendas' en la tercera planta del Majestic, pleno passeig de Gràcia; sería algún fin de semana en torno a abril de 2012, la vida se me caía pedazos pero no lo parecía (casi nunca lo parece, ¿verdad?) y el folio en blanco era de los pocos anclajes que seguían indestructibles, certezas clavadas en piedra, incrustados a la pared de una montaña cuya base ya no veía: no veía una mierda.
Ahí estaba yo, colgado a mitad de esta fiesta que dicen es estar vivo —viviendo un poco a trompicones, chapoteando entre urgencias, un barco sin radar con el que olisquear el fondo; mal asunto, pirata. Cómo cuesta tener perspectiva cuando los pies están congelados. Y las manos. Contado así suena la hostia de dramático pero os juro que poquito drama (el dolor contenido se devora a sí mismo, solemne como un cante jondo) más bien una huida hacia adelante envuelto en entusiasmo y cloroformo, perfumes sin nombre y placeres efímeros; yo vine a llevarme la vida por d…
Continúa leyendo con una prueba gratuita de 7 días
Suscríbete a Nada importa para seguir leyendo este post y obtener 7 días de acceso gratis al archivo completo de posts.

