Ayer pasó una cosa extraña en la firma de libros. Algo que no suele suceder porque yo estoy ahí a lo que estoy —dedicar tiempo, cariño, escuchar con el corazón, es que creo (de verdad) que cada minuto que un lector dedica a un escritor es un regalo. Así lo entiendo. Los libros tienen algo mágico (además de todo lo bueno que tienen, digo) hacen que pasen…
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