Todo lo que tienes que saber
“Por supuesto que no doy por sentado que vuestra vida sea fácil”. Toca el hueso la carta de Irene. Me sorprende. Nos escribe tras escuchar nuestra charla del fin de semana, Un ratito en casa. Continúa: “Mientras os escuchaba, al leerte, veros, pensaba ¿cómo podéis hacer que todo lo difícil parezca fácil? Con vosotros me parece que la vida fluye”. Me hace gracia porque estos días me ha parecido todo especialmente difícil. Paso las tardes en la cama. Me pregunta Laura, ¿qué viajes te hacen ilusión? Pienso un rato, no me viene ninguno a la cabeza. Voy andando hasta el barrio de San Cristóbal, cruzo la Avenida del Puerto, guanteo, durante ese rato soy otra persona. El sudor me calma. No siento que la vida fluya una mierda.
Los piernas me pesan, el suelo es pegajoso, casi no contesto ninguna llamada, miento. “Perdona, estaba reunido”. Las cosas sencillas me parecen dificilísimas. Cancelo comidas, digo que tengo cosas, miento. Duermo peor, las ayudas tampoco sirven, la escala es (depende del…

