La primera conversación en torno a Buscaba la belleza, la novela que publicaré con la editorial Destino este 3 de mayo, tuvo lugar un viernes soleado a finales de julio de 2021, estábamos en Menorca, lo recuerdo tan nítidamente porque la memoria ha fijado en mi sentir el lugar exacto donde nació este viaje. La mañana pasaba lenta bajo los pinos de Sant Joan de Binissaida, yo estaba leyendo Estaciones de regreso de Jacobo Bergareche, fruta fresca sobre la mesa, Laura ilustraba, ¿qué estaría ilustrando? Fue una conversación corta, mientras hablaba con Martina —quien sería la editora que más tarde me acompañó a lo largo travesía— yo paseaba tranquilo, descalzo sobre la hierba, me senté a la vera de una de sus paredes de piedra, ya había florecido el geranio. En este caserío nos casamos hace tan solo tres años.
A la vuelta del verano seguiríamos hablando. Aquel día comimos en Fornells, paseamos frente a las barcazas, recuerdo el sonido (su glon, glon) de los cabos sobre el casco de las barcazas, la cocina telúrica de Sa Llagosta, fue un día feliz. En septiembre envié por email mi primera propuesta narrativa, un texto de quinientas cincuenta palabras donde ya se intuye lo que sería. Tenía muchas dudas, pero sí una certeza, una idea que llevaba el tiempo rondando mis desvelos, cobijada bajo la hiedra de mis callejas, escrita en una libreta que llevo siempre conmigo: “Si niegas el dolor negarás también la alegría. No existe una cosa sin la otra. La vida son las dos cosas. La belleza son las dos cosas”.
Más tarde llegarían la estructura, el dibujo de los personajes, líneas temporales, motivaciones, conexiones, entusiasmos; aquel otoño nació el documento que sería la raíz del árbol que ya casi florece. La novela se hizo ancha a lo largo del 2022, siempre de la mano de Martina, con Laura invariablemente a mi lado. Los meses de verano fueron los más duros, la inmersión me llevó a un lugar donde no tenía asideros, las herramientas que creía poseer (como escritor) no servían de nada ante aquella oscuridad. Ante tanto dolor. Hay puertas que, supongo, cerramos como antídoto frente a la pena —pero el tiempo las cubre de óxido. Tierra yerma, asimetría emocional. No sé cómo de mal está contar esto, pero es exactamente lo que sucedió un año después, la noche del 26 de julio de 2022: decidí dejarlo estar. Pensé de verdad que no podía seguir, no me veía capaz, sencillamente no podía. Devolvería el adelanto, continuaría con mi vida, volvería a los lugares donde me siento seguro. Nunca hice aquella llamada. A veces tan solo hay que dejar pasar los días para que la calma llene de horizonte el barro.
Llegó de nuevo el otoño. Correcciones, matices, reenfoques, diálogos, tempo, melodía. Un escritor es un carpintero. Es alucinante todo el trabajo que hay tras un libro. Todavía me sigue sorprendiendo la cantidad de manos por las que pasa una obra hasta que llega hasta tus manos. Cada libro es un milagro.
Buscaba la belleza es la historia de un viaje en torno a la pérdida. De lo dificilísimo que es (para mí lo ha sido) saber quién eres. De cómo a veces es imposible escapar de tu memoria. La novela resume un viaje de veinte años hasta este momento exacto, todo lo que soy está ahí. Todo lo aprendido. Las luces, pero también las sombras. Consciencia, duelo, perdón. El calor pero también el frío.
No existe la belleza sin dolor, sin verdad, sin sangre. Ese es el trato.
Buscaba la belleza se publica el 3 de mayo pero ya podéis reservarlo en preventa en la página web de Destino, librerías online y plataformas de venta habituales; la cubierta es obra de Mayte Alvarado, tenía que ser bellísimo el lienzo que cobijase tanta pena. Pero también tanta luz. La vida son las dos cosas. Ojalá os guste.
Que la belleza está en el amor es fácil contarlo. Que también se encuentra agazapada en el horror es una verdad dolorosa.
Menudo proceso y estoy segura de que menudo resultado.
Estábamos, sin saberlo, buscando la belleza hasta que te encontramos. 💜
Deseando leer tu libro. Destaco dos cosas que para mí son las más importantes. El trabajo que hay detrás de cualquier historia, de que a veces quieres tirar la toalla pero hay algo que no te deja porque forma parte de ti. Y la segunda es: “No existe la belleza sin dolor”. No podría estar más de acuerdo. Cuando vives una pérdida grande, alguien puede creer que todo termina y que ya no hay luz. Pero después, te das cuenta de que incluso en mitad de tanto dolor hay belleza.
Gracias Jesús.