Ponte a ello
A Juan yo no lo conocía hasta hace tan solo unos días, llegué tarde (aunque desde hace un tiempo pienso como Rancapino: “yo no llego tarde, llego cuando tengo que llegar”) y ellos andaban por la tercera botella, allende la sobremesa. He escrito tanto sobre el poder telúrico de ese tiempo suspendido que pa qué decir na más pero vaya, que es el fokin mejor lugar del mundo —porque la sobremesa es un vórtice, como el teseracto de Interstellar: yo creo que puedo recorrer mi vida tan solo a través de sobremesas, saltando como una ardilla de rama en rama, a lo largo del tiempo y la memoria. Desde aquella sobremesa en Formentor (antes de tu cala) a una de las últimas con mi padre, aquel silencio mío todavía me sangra. Desde una con Borrás frente a un puñado de barricas viejas a la última, bien feliz en el Rausell, el amor siempre cerquita. Todas mis luces y todas mis sombras en torno a una mesa, tazas de café y copas vacías.
La excusa era grabar un episodio del podcast El Diletante que Jacobo …
Continúa leyendo con una prueba gratuita de 7 días
Suscríbete a Nada importa para seguir leyendo este post y obtener 7 días de acceso gratis al archivo completo de posts.

