A Juan yo no lo conocía hasta hace tan solo unos días, llegué tarde (aunque desde hace un tiempo pienso como Rancapino: “yo no llego tarde, llego cuando tengo que llegar”) y ellos andaban por la tercera botella, allende la sobremesa. He escrito tanto sobre el poder telúrico de ese tiempo suspendido que pa qué decir na más pero vaya, que es el fokin mejor lugar del mundo —porque la sobremesa es un vórtice, como el teseracto de Interstellar: yo creo que puedo recorrer mi vida tan solo a través de sobremesas, saltando como una ardilla de rama en rama, a lo largo del tiempo y la memoria. Desde aquella sobremesa en Formentor (antes de tu cala) a una de las últimas con mi padre, aquel silencio mío todavía me sangra. Desde una con Borrás frente a un puñado de barricas viejas a la última, bien feliz en el Rausell, el amor siempre cerquita. Todas mis luces y todas mis sombras en torno a una mesa, tazas de café y copas vacías.
La excusa era grabar un episodio del podcast El Diletante que Jacobo Bergareche urde como un zapato bueno para Círculo de Tiza. También estaban por ahí Eva y Eugenia. Qué buen ratito. Hablamos de veranos imposibles, sonaba la guitarra de Nacho. Había libros, cerezas y lienzos. Y como la vida es una serendipia infinita, un par de días después me encontré con este hilo de Juan, a quien el mismo Jacobo define como “Calvo resplandeciente, a veces con bigote. Impostor en varias disciplinas. Pleasure-seeker. Lo demás es inconfesable”. Pues eso, que hay que vivir. Os dejo, a pelo, el manifiesto involuntario de este maravilloso calvo resplandeciente.
“Consejos para tener éxito, versión yo. Por éxito quiero decir ser más rico en experiencias, conocimiento, amor, y posiblemente, salud y dinero”.
Cuida de tu familia. Dales de comer, habla con ellos, cuenta historias, comparte cosas, ve a sitios, que los niños se junten con los mayores, con los amigos, que estén expuestos.
Ten amigos, y trátalos como a la familia. Los amigos tienen la ventaja sobre las familias de que se pueden tener todos los que quieras, puedes cambiar, mezclar, combinar y demás.
Cuida lo sensual: intenta mirar, comer, oler, tocar y escuchar cosas bonitas y buenas. (Por cierto, una forma muy fácil de saber si algo es bueno, es mirar: las cosas bonitas suelen ser buenas).
Usa tu cerebro. No te creas todo lo que te cuentan. Intenta leer, escribir, sumar y restar. Haz deberes, aunque sea los de tus hijos, haz sudokus, crucigramas, juega al trivial, mira Pasapalabra, LEE LIBROS, mira películas buenas. Por cierto, caminar ayuda a pensar
Usa tu cuerpo. Camina, haz deporte. Folla. Ese dicho de 'Mea claro y caga fuerte, y no temas a la muerte' debería ser tu lema. Si estás fuerte físicamente estarás fuerte mentalmente. Lo repito: camina.
Da. Da todo lo que puedas. Da de comer, da las gracias, da gracias, da dinero, da ropa usada, da la mano a tu hijo, una caricia a tu perro o al perro del vecino, da propina, da elogios, da consejos, da lo que sea.
Usa drogas. Las mejores las produces tú: Oxitocina, Dopamina, Serotonina, Endorfina. Las otras, en pequeñas cantidades, te enseñarán cosas sobre ti. Una buena botella de champán te abre las puertas del mundo. Y recuerda, se puede vivir de otra manera.
Atrévete. Una vez hechas las cosas más difíciles en apariencia se convierten en fáciles. El miedo es una barrera mental que se quita haciendo lo que te da miedo, y empezar es fácil.
No seas vago: ponte a ello. No creo que haya mucho que explicar.
No tengas vergüenza: es una forma del miedo, pero tiene su propia vida. La razón por la que no te debe importar lo que los demás piensen de ti es porque nadie piensa mucho en ti.
Haz todo lo posible por divertirte. No sabes si hay vida después de esta, y por si las moscas, mejor aprovechar. Baila, ríete, haz el tonto, flirtea, haz que otros se rían. Y no te tomes demasiado en serio.
Arriésgate: en general, es más seguro jugártela que ir a lo seguro, sobre todo porque qué es eso de lo seguro.
Intenta estar a la última: es donde hay más oportunidades y es más fácil destacar.
Olvídate del pasado, excepto para intentar evitar repetir lo que hayas hecho mal. Sobre todo ten cuidado con la nostalgia: es una trampa.
Perdona y perdónate. Igual que a ti no te parecería justo que te juzgaran por tu peor día, los demás tampoco son su peor yo. Olvida los insultos y los desprecios.
Concede el beneficio de la duda. A los demás, pero sobre todo a ti mismo. Y cuando te des cuenta de que estabas equivocado, rectifica en el acto y sin explicación.
No seas tú mismo. Sé el tú que te gustaría ser. Con un poco de práctica, lo serás.
Sé bueno. Pero recuerda que ser bueno no es lo mismo que no ser malo.
Bueno, hay q aprenderse de memoria este decálogo y ejercitarlo. La hostia!
Me encanta. Con qué sencillez muestras lo fundamental de lo que parece tan complejo. Enhorabuena una vez más!