Perfección o carácter
La carta la terminé de perfilar en el vuelo de ida hasta Heathrow, algo menos de dos horas, desde allí Elizabeth line hasta Mayfair. Fueron unos días soleados, paseamos por el Soho, un café en Conscience Kitchen, la fascinación entre patios y salones en la casa de Sir John Soane, en Lincoln’s Inn Fields. Para publicar la carta debía esperar instrucciones de la editorial, tenía sentido que ya que contaba el proyecto estuviese todo bien “cerradito”; las opciones de preserva, los enlaces a las librerías, esas cosas. No fue así, se retrasaría unos días —me comentaron a última hora de la tarde, “no es importante”. Durante el día fui comentando el desacierto con Laura, ella siempre me regala perspectiva, su razonamiento fue un cielo sin nubes. Casi nunca salen las cosas exactamente como uno las espera, la diferencia es qué haces con lo que va pasando. Pero yo no supe.
Esta obsesión por controlar el devenir de la vida bronca —incontrolable por definición, por eso es vida y no mármol— es un mi…
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