Miedo a exponerme (y exponerte) tanto. ¿Para qué? Miedo a no estar a la altura, a no ser “tu roble”, a que el desasosiego se haga fuerte frente a la alegría. Miedo a que todo esto nos cambie, a no ser los que éramos ni tampoco los que íbamos a ser, recuerdo una conversación que tuvimos, una mañana de noviembre, antes de que la sombra cubriese de ceniza …
Continúa leyendo con una prueba gratuita de 7 días
Suscríbete a Nada importa para seguir leyendo este post y obtener 7 días de acceso gratis al archivo completo de posts.