Lo que buscas
Nos veíamos algunos viernes. Lo llamábamos el concilio, siempre a media tarde, en el sofá de cuero bajo la escalera que sube hasta la primera planta del Milford. En el siete de Juan Bravo. Siempre con Alberto y Beatriz, muchas veces se sumaban Natalia, María, de tanto en tanto alguna pareja de entonces. Habrán pasado quince años, en aquel momento tan solo teníamos futuro, la vida era una carretera de una sola dirección, como en On the road: “No había ningún lugar a donde ir excepto a todas partes, so just keep on rolling under the stars”. Los posavasos sobre la mesa de caoba, las ganas de todo, el miedo a flor de piel. Pienso en aquel Alberto, todavía no era mi familia, desde allí (algunos días) tirábamos hacia Malasaña. Todavía no le quería. Le observo hoy, cada día se parece más al hombre que entonces tan solo intuía, estudió cuatro de años de medicina. Lo dejó estar. Supongo que no fue fácil.
En mi entorno, a lo largo de estos últimos meses, han cambiado profundamente las vidas de p…
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