Llegar tarde a la vida
La vida de Laura ha cambiado de un día para otro. Siempre es así, un día —casi nunca hay advertencias— lo que dabas por hecho ya no existe. Lo hablamos mucho estas semanas, le recuerdo las primeras líneas de El año del pensamiento mágico de Joan Didion: “La vida cambia deprisa. La vida cambia en un instante. Te sientas a cenar y la vida que conocías se acaba”. El silencio, como cada octubre, ha tomado nuestras playas, las seis parecen las diez, cuando repaso estas líneas el sol todavía duerme. No han cesado las visitas al hospital, las pruebas, los TACs, el dolor (su dolor) es como la corriente de un río que no cesa, trato de entender qué narices es la estenosis foraminal: “Mi padre también la tiene, mis huesos han crecido y han estrechado los conductos por los que salen los nervios en determinada vértebra cervical, así que los nervios están comprimidos (compresión bilateral en el último electromiograma). El resto (discos deshidratados, artrosis y hernia) me preocupan menos”. La noto …

