No me llevo bien con mi obsesión porque creo (sé) que me ha traído algunas de las peores cosas de mi vida: la frialdad, las prisas, el desapego. El campo yermo sobre el que es imposible que crezca la yerba. También algunas buenas (ya lo sé) ¿pero compensa? Es que cuando entras en ese modo —cuando la obsesión es quien gobierna el barco— no existe nada má…
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