Recuerdo exactamente el momento. Estábamos en la sala Aldobrandini, al fondo del Palazzo de Doria Pamphilj. No es un espacio muy amplio, sin embargo cobija tres obras de Caravaggio. Hay dos sillas (transparentes) frente a los lienzos, me siento un rato frente a su Magdalena penitente, observo cada pequeño detalle, el brocado de su vestido, las alhajas s…
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