Estos días nos dejamos vencer por el vendaval de lo urgente, pero ayer recuperamos el paseo de la tarde; caen las primeras hojas de las ramas, ocres y corintios, es el otoño cubriendo de fragilidad las calles, sin embargo todavía hace calor. Caminamos como siempre por la orilla, descalzos, es la hora de la tardor, vemos como todavía un valiente nada en mar abierto, no hay olas, mientras paseamos lo vemos salir, sonríe envuelto en una toalla blanca. No tiene prisa, no tiene miedo. Llegamos hasta el final, hasta “la playa de los perros” frente al camping que da al Mediterráneo, casi hasta la Ermita del Miracle. Sucede entonces algo curioso, nos cruzamos con Víctor, camina lento con sus dos perros blancos, cuando nos despedimos le comento a Laura: “¿Te has dado cuenta de que solo nos los cruzamos cuando hay un cambio de estación?”. Ambos paseamos cada tarde, ¿cuántas posibilidades hay?
Un mensaje de Álex ilumina la pantalla del móvil, una buena noticia acompañada de un artículo: “Te gustará”. Todo ocurre por algo, de Francesc Miralles. Gira en torno a las serendipias. “Cuando no encontramos una causa racional que explique el suceso. ¿Es azar? ¿Casualidad? ¿Una causalidad de origen oculto? Carl Gustav Jung lo llamaba sincronicidad, que definía como la simultaneidad de dos sucesos vinculados por el sentido, pero de una manera no causal”. Alberto cree que la magia (esas casualidades sin explicación lógica) siempre está presente, eres tú el que decide verla o no. A mí me cuesta verla. Le confieso a Laura: “creo que es el superpoder que elegiría” —vivir en ese trance, ser atravesado por lo que me atraviesa, tener la cabeza donde tengo los pies. Estar siempre (y completamente) aquí, vacío y lleno al mismo tiempo, expuesto al millón de pequeñas serendipias que nos rodean. Ser mecido por el azar. Entender que no existe nada más que lo que existe. Ya no hay tormento, tan solo aceptación. Lo que los budistas llaman el nirvana. El de Laura (le pregunto) es la curación: “curar a familiares que han sufrido, el cáncer de Ro, la enfermedad crónica de Tractor”.
Volvemos, el horizonte se tiñe de malva, en casa nos espera una maleta abierta, pronto volverán los viajes. Me asusta perder el foco, no ser uno con la vida que nos rodea, no dejarme atravesar. Es que no estar expuesto es no vivir. Subrayo una frase de Viktor Frankl, él es creyente, todo ocurre por algo, hay un sentido en cada cosa que nos pasa: “Las sincronicidades también serían pistas que nos revelan el rumbo secreto de nuestra vida. Y cuanto más atentos estemos a ellas, mayor número seremos capaces de detectar”. Por eso hay que aprender a mirar, porque ahí comienza la vida. En la mirada. Abrir la ventanas, ser mecido por el azar, dejar entrar la luz.
Acabo de terminar mi relación de casi ocho años…había muchas señales de que no iba bien, pero preferí no verlas. Me dejé perder, dejé de soñar, de estar alerta, de estar expuesta, perdí el foco.
Ahora abro las ventanas, he aprendido, quiero que entre la luz, la vida de sorprenda, no perderme nada y ser cada día más yo. Nunca traicionarme. Gracias por este texto!! Nos acompañas cada día
Hay un libro infantil ( El gran libro de lo superpoderes)… distintos niños nos van contando cuál es su superpoder y lo explican
Son cosas que quizás si son nuestras no las hubiésemos valorado como tal .. y lo ves ahí descrito y te cambia la idea
Tú “quieres tener” el superpoder de dejarte atravesar por la Magia.. quizás algún día puedas escribir sobre los superpoderes que ya tienes…