Expuesto
Estos días nos dejamos vencer por el vendaval de lo urgente, pero ayer recuperamos el paseo de la tarde; caen las primeras hojas de las ramas, ocres y corintios, es el otoño cubriendo de fragilidad las calles, sin embargo todavía hace calor. Caminamos como siempre por la orilla, descalzos, es la hora de la tardor, vemos como todavía un valiente nada en mar abierto, no hay olas, mientras paseamos lo vemos salir, sonríe envuelto en una toalla blanca. No tiene prisa, no tiene miedo. Llegamos hasta el final, hasta “la playa de los perros” frente al camping que da al Mediterráneo, casi hasta la Ermita del Miracle. Sucede entonces algo curioso, nos cruzamos con Víctor, camina lento con sus dos perros blancos, cuando nos despedimos le comento a Laura: “¿Te has dado cuenta de que solo nos los cruzamos cuando hay un cambio de estación?”. Ambos paseamos cada tarde, ¿cuántas posibilidades hay?
Un mensaje de Álex ilumina la pantalla del móvil, una buena noticia acompañada de un artículo: “Te gusta…
Continúa leyendo con una prueba gratuita de 7 días
Suscríbete a Nada importa para seguir leyendo este post y obtener 7 días de acceso gratis al archivo completo de posts.

