Di la verdad
Es una de las lecciones que nos dejó Milton Glaser, uno de los grandes diseñadores del siglo XX (bueno, de todos los siglos). Falleció el día de su 91 cumpleaños hace tan solo una semana y quizá, seguro, lo conozcas por culpa de aquel icónico I ❤️ NY (también es suya la gráfica de Mad Men, el logo del MoMA o el nuevo Washington Post); él nos enseñó a amar las ciudades, el diseño, la tipografía y una sencillez en el discurso solo al alcance de los verdaderamente grandes; no sé si os pasa como a mí pero yo cada vez tengo menos ganas de ruido y más de señal. También con las personas.
Estos días, revisando su trabajo —su legado es apabullante— me encontré con una conferencia dada en marzo de 2002 en el American Institute of Graphic Arts a la que llamó, sencillamente, Esto es lo que he aprendido. Entonces tenía setenta y tres años; supongo que no es fácil resumir tu forma de vivir, pensar y mirar en un puñado de reglas, pero es que precisamente por eso son oro puro: el maestro de la condensación condensando su sabiduría en diez mensajes ante los que es imposible no sentirse sacudido.
Os dejo aquí el manifiesto y también algunas de las píldoras que más me han tocado: trabaja solo para gente que aprecies, que aprecies de verdad; “and I am not talking about professionalism; I am talking about affection. I am talking about a client and you sharing some common ground”.
Algunas personas son tóxicas, evítalas. Nada más que añadir, Milton —esto yo lo tengo grabado a fuego. Menos no tiene por qué ser más ni mucho menos mejor: “think a out the work of Gaudi, Persian miniatures, art nouveau and everything else. However, I have an alternative to the proposition that I believe is more appropriate: Just enough is more”.
Una duda casi siempre es mejor que una certeza (“one of the signs of a damaged ego is absolute certainty”) y la más importante de todas: di la verdad. Hay que ser de verdad; pagar tus deudas, andar ligero, ser consciente de cada paso y vivir este asombro de la única forma posible: desde el asombro.