Decisiones
“Creo, en definitiva, que la única luz que se encontrará en estas páginas será la que les preste el lector”, es la última frase del prólogo (casi siempre me sobran los prólogos, menos cuando los escribe el propio autor: casi siempre disculpándose por lo que vas a leer) de La novela luminosa de Mario Levero. Me está gustando, por cierto, muchísimo. Esta semana caí en que ya son setenta y siete (¡setenta y siete!) las cartas un poco íntimas que llegan a vuestro correo cada sábado por la mañana, siempre os imagino preparando el café, el pelo un poco enmarañado; sábanas arrugadas, poquito que hacer, silencio atronador en casa —sé que muchas veces será todo lo contrario, pero me gusta imaginar cómo será ese momento.
Sé (porque me lo hacéis llegar: y cómo agradezco de corazón cada mensaje) que algunas cartas son importantes para vosotros y otras no tanto, que a veces estáis y a veces no, que intuís el dolor tras este desangrarse lentito, que hay un vínculo no escrito (yo lo sé, y punto) entr…
Continúa leyendo con una prueba gratuita de 7 días
Suscríbete a Nada importa para seguir leyendo este post y obtener 7 días de acceso gratis al archivo completo de posts.

