Correspondencias: Qué es ser un hombre, no sé si llamarle de nuevo y “estoy perdiendo el tiempo, esta no es mi vida”
Respuestas pausadas a vuestras preguntas desde el corazón, intentando ser honesto, con tiempo y espacio
Preguntas un poco íntimas en torno a la vida, relaciones sentimentales, melancolías cotidianas y casi cualquier cosa que se te ocurra y te preocupe, que aquí estamos para escuchar, sin prisa. La idea es que este espacio sea como una charla frente a un café. De verdad. Sin juzgar, porque este es un espacio seguro. De verdad que lo es.
¿Que cómo podéis preguntarme? Fácil, podéis hacer las preguntas desde aquí. La responderemos en algún Correspondencias, el primer domingo de cada mes, con el nombre que nos digas. Que aquí estamos para ayudar.
Hola. Soy Federico y escribo desde Colombia. ¿Qué es ser un hombre en una relación? Me lo pregunto porque con mi ex novia sentía que ella necesitaba que yo fuera más fuerte, más valiente, mucho más hombre al final, pero me niego a creer que de eso se trata.
Buenos días, Federico. Cortita y al pie, directo al hueso, me gusta. Eres valiente. Te intuyo joven. Te contesto desde la coctelería de Cap Rocat, en Llucmajor, en el sur de Mallorca, ayer por la noche (exactamente a las ocho menos cuarto) Laura (mi esposa) y yo renovamos votos: nos volvimos a casar. Te digo esto (que probablemente te importa un pimiento) porque yo me lo pregunto mucho: no tanto eso de “qué es ser un hombre” sino algo un poco más líquido, más desdibujado: ¿lo estoy haciendo bien?
Vamos al lío. Dices que con ella “sentías” que ella necesitaba que fueses “más fuerte, más valiente” pero: ¿ella lo expresaba así? Me juego un Laphroaig a que no, a que esa es tu (legítima, solo faltaba) interpretación de lo que pasaba, probablemente tuvisteis desencuentros, ella te expresó su insatisfacción, las cosas no funcionan, no estás a la altura. Las personas pueden (podemos) ser crueles cuando expresamos lo que sentimos. Y tú lo interpretaste así, “no soy lo suficientemente hombre”, tienes todo el derecho del mundo. En todo caso su desazón (¿cuál sería en realidad?) nos ha traído hasta aquí, tú te preguntas “¿Qué es ser un hombre en una relación?”. Yo no tengo ni la más remota idea, es más: siempre me la ha sudado un poco eso de “ser un hombre”. Pero tú quieres que juegue y voy a jugar. Claro que voy a jugar.
Ser un hombre es escucharla: con el corazón, las tripas y el cerebro. Si quitas cualquiera de los tres órganos no funcionará: tienes que escucharla entero, dejando tus mierdas a un lado (ya llegará tu momento de expresarlas), centrándote tan solo en una jodida cosa: escucharla. No juzgar, no tener prisa, no pretender ser su padre, ni su colega, ni muchísimo menos su hijo —has de ser su jodido roble. Tus raíces horadan la tierra, se hunden en la historia de tus papás y los papás de tus papás, llegan hasta el vientre de lo que eres. Un roble donde ella pueda cobijarse, dejarse caer, afuera llueve pero tus ramas guarecen sus miedos, no estás aquí para salvarla: nadie puede salvarla salvo ella misma. Estás aquí para que pueda descansar, dejarse caer, ser tan ella como pueda serlo, que toda tu fuerza tenga esa sola misión: ser su madriguera.