Correspondencias: Estoy sufriendo mucho, mi hijo se odia a sí mismo y “el amor no fue suficiente”
Respuestas pausadas a vuestras preguntas desde el corazón, intentando ser honesto, con tiempo y espacio
Preguntas un poco íntimas en torno a la vida, relaciones sentimentales, melancolías cotidianas y casi cualquier cosa que se te ocurra y te preocupe, que aquí estamos para escuchar, sin prisa. La idea es que este espacio sea como una charla frente a un café. De verdad. Sin juzgar, porque este es un espacio seguro. De verdad que lo es.
¿Que cómo podéis preguntarme? Fácil, podéis hacer las preguntas desde aquí. La responderemos en algún Correspondencias, el primer domingo de cada mes, con el nombre que nos digas. Que aquí estamos para ayudar.
Soy Carmen desde Madrid. Estoy sufriendo mucho, te pongo en contexto: en julio del año pasado terminé después de más de 7 años con mi exnovio (me maltrataba psicológicamente y me había puesto los cuernos en varias ocasiones, es más, durante 9 meses tuvo dos relaciones paralelas). El caso es que después de eso, yo me hice Tinder, y según entré vi a un chico, mi cabeza hizo click y dije “este es para mí”. Estuvimos viéndonos y conectamos en todos los sentidos, pero yo siempre me he sentido como emparcelada en su vida, es un chico muy hermético, que se da de a poquitos, muy tranquilo, me transmite mucha paz y seguridad, pero sí que es cierto que estos últimos meses hemos tenido un par de problemillas (nada serio porque no ha habido infidelidades, ni deslealtades, ni faltas de respeto, ni gritos, ni nada) solo que cuando él se enfada, se aleja y necesita su tiempo, y yo todo lo contrario y no concibo la vida si no es dándome entera.
Los dos nos queremos, los dos sabemos que el amor no es suficiente, pero yo creo que hay mucho más, que hay complicidad, que hay respeto, que hay cariño, pero él ahora solo es capaz de ver las cosas malas y me ha pedido un tiempo (obviamente me ha pedido que siga con mi vida, que sería muy egoísta hacerme esperar algo que no llega). Pero yo le quiero, y quiero mi vida con él. Sé que necesito darle su espacio (lo estoy intentando con todas mis fuerzas). Pero no sé que hacer, yo lo tengo muy claro: una mala racha no augura un futuro desolador, y solo se sabe lo que va a pasar viviendo; él dice que no quiere estrellarse, pero es que no puedes vivir sin exponerte al daño. No sé qué hacer, estoy perdida. Y rota.
Buenos días, Carmen. Qué dolor leyéndote, qué dolor leer ese final: “estoy perdida, y rota”. Vamos a empezar por el comienzo: da la sensación de que, cuando conociste a este chico “muy hermético” hacía poco tiempo que habías salido de una relación muy difícil, con dinámicas tóxicas, infidelidades (por su parte) y maltrato psicológico. La primera pregunta es obvia: ¿te diste el tiempo suficiente para sanar todo aquello? A veces (yo el primero, he escrito un libro en torno a lo mal que hice esto) no queremos (no sabemos, mejor dicho) transitar el duelo. El final de una pareja lo es: un duelo. Tal cual. Y hay que vivirlo para poder cicatrizar esas heridas, para curarte pero especialmente para entender porqué seguiste ahí: aguantando una situación que te hacía daño. A veces asociamos intensidad (broncas) con pasión, creo que es un error. ¿Por qué seguías ahí? (porque fueron “varias veces”), ¿Cómo puede ser que llamemos amor a algo que nos hace sentir así de mal? Esta es una de las claves (creo) de la madurez emocional: encontrar el origen del malestar para desbloquearlo, recuerdo aquella frase de Lorena G. Maldonado: “Te hará sentir siempre débil, cuando el amor consiste en sentirte fuerte”. Vamos con tu chico.